A cuatro años de la publicación de la reforma de “Paridad en Todo” y a dos años de la declaración del 6 de junio como el “Día de la Paridad de Género”, propuesto por Ana Lilia Herrera como diputada promovente, es momento propicio de celebrar los avances que han colocado a nuestro país a la vanguardia a nivel mundial pero, también, es hora de poner foco en los obstáculos que siguen impidiendo transitar, plenamente, de la paridad de jure a la paridad de facto en beneficio efectivo de hombres y mujeres, en el ámbito político-electoral.

Después de ser incorporada la paridad como principio constitucional, en 2014, cuando se modificó el sistema de cuotas por el sistema paritario, si bien, sólo fue aplicable para las legislaturas federal y locales, no se implementó en las elecciones federales inmediatas de 2015, sino hasta las intermedias de 2018 cuando empezó la implementación de este principio en el Congreso de la Unión.

En la Cámara de Diputados se logró una composición de 241 mujeres y 259 hombres, 48.2% y 51.8%, respectivamente, colocando a México, en cuanto a ocupación de espacios por mujeres, en el cuarto lugar mundial, el primer lugar de la OCDE y el segundo lugar en América Latina. En la Cámara de Senadores, con 63 mujeres (49.2%) y 65 hombres (50.8%) México alcanzó el tercer lugar mundial, el segundo de la OCDE y el primero en América Latina. (IMCO, 2018). En 2021, se alcanzó, en forma histórica, la paridad total de 50% mujeres y 50% hombres en la Cámara de Diputados, mientras que en la de Senadores la composición paritaria no se alcanzó quedando en 49.2% mujeres y 50.8% mujeres. 

En los congresos locales se avanzó también de manera importante pasando de 11 entidades, en 2018, a 20 en 2021, en donde su integración mayoritaria fue de mujeres: Jalisco, Michoacán y Chiapas (63%); Coahuila, Nayarit y Oaxaca (60%); Sonora y Sinaloa (58%); Baja California Sur y Campeche (57%); Yucatán y Baja California Sur (56%); Tabasco (54%); Ciudad de México (53%); Quintana Roo, Tlaxcala, Colima y Aguascalientes (52%); Puebla y Veracruz (51%). Con integración paritaria: Morelos, Hidalgo y Zacatecas (50%); y con integración minoritaria de mujeres: Estado de México (49%); Querétaro, Durango, San Luis Potosí y Chihuahua (48%). (Vázquez, 2022).

Gracias a lineamientos emitidos por la autoridad electoral, en 2020, introduciendo el criterio de paridad, en cargos unipersonales, se logró un avance histórico de nueve gubernaturas ocupadas por mujeres, al mismo tiempo, cifra que ni a lo largo de la historia democrática de México se había alcanzado. El reto de la implementación paritaria sigue para las gubernaturas, las presidencias municipales, los ayuntamientos, organismos autónomos y las dirigencias partidistas. Siendo estas últimas en donde quizá permanezca el mayor de los obstáculos a remover.